
En
 el Perú, cerca de 5 millones de personas cultivan la tierra de un total
 de 15 millones que compone la población económicamente activa. El 84 
por ciento de ella se ubica en el área rural y el 16 por ciento en la 
zona urbana (La República, 27 de octubre de 2010). Esta población 
compite por un recurso escaso: la disponibilidad de superficie agrícola 
por habitante es de únicamente 0,13 hectáreas (frente al promedio de 
0,44 en otros países de Sudamérica) (Pérez, 2006). Concurre, por ello, 
un gran predominio del minifundio, representado por un 80 por ciento de 
las unidades agropecuarias con dimensiones de menos de cinco hectáreas 
(La Revista Agraria, 2009b). El incremento del número de minifundios es,
 además, progresivo, con más de 1 millón de unidades agropecuarias de 
menos de 1 hectárea en 2009, lo que significa que se ha duplicado el 
número de explotaciones menores a 1 hectárea en relación con los datos 
del Censo Agrario de 1994 (La Revista Agraria, 2011)
El siguiente documento analiza la 
relación entre los regímenes de propiedad comunal y la agrobiodiversidad
 en el Perú. Reconoce la importancia que tienen la propiedad comunal y 
la organización comunal para el uso y la conservación de la 
agrobiodiversidad. Además, en el libro se argumenta que el discurso que 
rige la regulación de la propiedad ha definido una serie de estrategias 
de intervención estatal. Dicho discurso y tales estrategias están 
causando estragos en la organización comunal, específicamente, en la 
comunidad, eje fundamental del cual depende la agrobiodiversidad.
 
 
